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miércoles, 30 de marzo de 2011

Nunca me abandones

Nadie me negará que uno de los grandes placeres de la lectura consiste en poner tus propias imágenes a las palabras y la imaginación del escritor. Y uno de los grandes atractivos de las adaptaciones cinematográficas de novelas es, aparte de comprobar como se ha trasladado el texto a celuloide, ver si se asemeja -y cuanto- a lo que imaginastes cuando lo leistes.
Sin embargo, el proceso a la inversa es frustrante: cuando lees un libro después de haber visto la película  cargas con la rémora de unos rostros adjudicados y una estética que no es la tuya, sino la del equipo cinematográfico. Bien poco queda ya a tu imaginación.
Es por ese motivo por el que ultimamente intento adelantarme a las películas. En cuanto me entero que hay una adaptación cinematográfica en marcha que me interesa, corro a leer el libro. Ya lo hice recientemente con "Vida de Pi" (Yann Martel), la próxima película de Ang Lee, y con "Siempre el mismo día" (David Nicholls), convertido en filme por Lone Scherfig, la directora danesa de "Una educación".

Y lo hice anteriormente con el libro que hoy nos ocupa, el desolador "Nunca me abandones/Never let me go" (Anagrama,2005), de Kazuo Ishiguro.
 "Nunca me abandones" nos cuenta, alternando pasado y presente, la historia de amistad y amor de tres jóvenes "especiales" - Ruth, Tommy y Kathy- por la voz de esta última y está ambientada en la Inglaterra actual, en un mundo que ha conseguido desterrar las enfermedades, algo en lo que nuestros protagonistas juegan un papel activo. Educados en Hallsham, una institución donde son preparados con mimo para el rol que la sociedad les ha reservado, Kathy,Ruth y Tommy descubrirán que su vida no será nunca como la del resto de los seres humanos y tendrán que aprender a afrontarlo.
Permitanme que sea tan vago al explicar el argumento de esta obra, pero no me gusta destripar las historias, aunque Ishiguro no juegue a sorprender y deje claro bien pronto que la ciencia ficción y la distopía son un punto de partida para hablar de otros temas. Me impresionan dos cosas de su trabajo: la tremenda habilidad para narrar en la voz de Kathy y enlazar  recuerdos pasados y presentes de un modo harto imaginativo, y su maestría y paciencia en tejer una inmensa tela de araña de fatalidad y resignación con los sentimientos y pensamientos de los personajes. Cuando terminas su lectura, con el corazón en un puño, no puedes quitarte de encima  la inocencia, la entrega, la honestidad, la nobleza de unos seres, auténticos ángeles, que te acompañarán toda tu vida.

La adaptación cinematográfica de "Nunca me abandones" está dirigida por Mark Romanek y producida y guionizada por Alex Garland (escritor y guionista habitual de Danny Boyle). Mark Romanek proviene del mundo del videoclip y la publicidad, campos en los que está acreditado como un verdadero maestro, con alguno de sus videoclips (Nine Inch Nails, Madonna) formando parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno de New York. Esta es su tercera película.
Con ella me ha pasado un poco lo mismo que con "La carretera" , la adaptación cinematográfica de la obra de Cormac McCarthy. Todo está en su lugar: las interpretaciones (estupenda, como siempre, Carey Mulligan), la ambientación, la fotografía, el tono imprimido por el director a la historia, el tempo cinematográfico... sin embargo, me acaba dejando frio. Y es que el respeto al material escrito no garantiza un buen filme . "Nunca me abandones" no es ni mucho menos una mala película, pero en su trasvase a imágenes ha perdido gran parte de la infancia de los protagonistas y algo del tono elegíaco de la novela. A favor de Romanek y Garland, decir que la tarea no era nada fácil tratándose de una historia elaborada a base de recuerdos y pensamientos, y que si desconocemos la novela podemos hablar de una película estimable, con personalidad y verdadero hálito romántico.
Les dejo el trailer si están interesados en la película, pero mi consejo es que vayan primero corriendo a por el libro. No lo lamentarán.

sábado, 1 de enero de 2011

Mis libros de 2010

Hoy os traigo mis libros favoritos de los leidos entre lo publicado en 2010.

En literatura, la forma (el estilo) suele prevalecer sobre el fondo (la historia). No es el caso de "El infierno de los jemeres rojos" (2007, Libros del Asteroide 2010), de Denise Affonço, el relato en primera persona de la autora como superviviente de uno de los genocidios más cruentos de la historia de la humanidad, el perpetrado por los jemeres rojos en Camboya desde 1975 a 1979, con el balance de 2 millones de muertes, la cuarta parte de la población del país. Con sencillez, sin florituras, con el sobrecogimiento que provoca el dolor por la perdida de los seres queridos, Affonço nos relata los 4 años de trabajos forzados en los campos de Camboya después de ser obligada, junto a su familia y al resto de habitantes, a abandonar Phnom Penh, la capital. Recopilado de los cuadernos que la autora escribió en 1979, mientras preparaba su testimonio en el proceso contra Pol Pot, el principal lider jemer, "El infierno..." es un escalofriante descenso a los infiernos del alma humana.


El sudafricano J.M. Coetzee continúa reinventándose a cada novela. "Verano" (2009, Mondadori 2010) sería la tercera parte de una supuesta trilogía autobiográfica, tras "Infancia" y "Juventud". Sigue sorprendiendo la forma nada complaciente del autor para presentarse a sí mismo. En esta ocasión se imagina ya muerto, mientras que un periodista que prepara una novela sobre él entrevista a varias personas que le conocieron en la época en la que estaba a punto de encauzar su vocación como escritor. Amantes, madres de alumnas, familiares, colegas de escritura, desfilan y van dejando retazos de la personalidad del autor. Corresponde al lector tomarlo todo como una realidad ficcionalizada o como una ficción trufada de fragmentos reales; Coetzee pone la ironía, el autoflagelo, y la imaginativa brillantez para dar vueltas de tuerca sobre sí mismo y su obra.



(ver "Siempre aquel día")
Sin duda, "Siempre el mismo día" (2009, Maeva 2010) , de David Nicholls, es uno de los libros más divertidos y emocionantes de este año, ejemplo de romanticismo exento de ñoñez y lugares comunes, de brillantez en diálogos, de desarrollo de personajes, de lo que debería ser la literatura comercial de calidad.
O la literatura, a secas.






 El salto del anglo-japonés Kazuo Ishiguro de la novela al relato corto se salda con la brillantez y belleza de este "Nocturnos" (2009, Anagrama 2010). 5 relatos con la música como hilo conductor en forma de canción o instrumento y como protagonistas a músicos o cantantes, más o menos talentosos, en momentos peculiares de sus vidas en los que encuentran a otras personas que, quizás, cambiarán el rumbo de sus existencias.
Tan vaporoso y sutil como siempre, elegante como pocos, perfecto en la descripción de personajes, Ishiguro no cierra ningún circulo y deja que sea el conjunto el que acabe dejándote esa sensación tan adictiva de magia y nocturnidad, de irrealidad y extrañeza.



 (ver "Suicidio y maratones")
La editorial Sajalín prosigue con su encomiable labor de traernos joyas ocultas de la literatura mundial. Osamu Dazai es hoy día un clásico en Japón, e "Indigno de ser humano" (1948, Sajalín 2010), su obra más apreciada y leida, todo un breve tratado sobre la condición humana y la imposibilidad de reconducir el destino propio una vez éste se ha fijado en tu mente.






El catalán Jordi Puntí, al contrario que Kazuo Ishiguro, salta del relato corto a la novela, y lo hace con "Maletas perdidas" (2010, Salamandra), historia de cuatro hermanos de madres diferentes pero mismo padre, un camionero que ha ido creando vidas paralelas en diferentes ciudades de Europa incluidas en su ruta como transportista. El conocimiento fortuito de esa realidad oculta lleva a esos hermanos a intentar averiguar quien es, realmente, ese padre al que han conocido intermitentemente y que parece haber sido tragado por la tierra.
Puntí aprovecha la amplitud geográfica (varios paises de Europa) e histórica (casi 4 décadas abarcadas) para realizar un fresco de la sociedad española que obligó a emigrar o trabajar fuera de sus fronteras a muchos de sus componentes. Quizás Puntí acaba muy contento del artefacto que ha urdido y lo recarga en exceso, pero eso no es óbice para recomendarles su lectura.

 Richard Price tiene a sus espaldas una larga carrera como novelista y guionista de cine. Más recientemente, salta a la televisión y brilla con sus guiones para la serie de culto "The Wire".Sus historias, tan urbanas como humanas, se sitúan siempre en un Nueva York convertido en microcosmos de bondades y miserias humanas, y Price las dota de preciso verismo descriptivo y de una habilidad excepcional para la creación de diálogos.
"La vida fácil" (2008, Mondadori 2010), su hasta ahora última novela, parte de un crimen para reflejar la realidad de todos los personajes que, directa o indirectamente, se han visto o se verán involucrados en él. No es una novela policíaca, aquí es más importante la sensación de conjunto que desprende al final que la resolución criminal de la historia. Por el camino, habremos quedado absorbidos por el talento de Price para unos diálogos absolutamente memorables en su credibilidad.


 El noruego Per Petterson corre el riesgo de ser confundido con otro nórdico aficionado a la escritura de novela criminal. Craso error, ya que nos encontramos ante uno de los narradores europeos más interesantes de la actualidad, como ya demostró en su anterior libro, el magnífico "Salir a robar caballos". "Yo maldigo el río del tiempo" (2008, Mondadori 2010) indaga en la crisis personal de un hombre inmerso en un proceso de divorcio al que a su madre le es diagnosticado un cáncer. El viaje y la visita para hacerse cargo de su cuidado hará que vuelva la vista a su pasado, donde no va a encontrar el consuelo que echa a faltar en el presente. A pesar del sombrío panorama de la sinopsis, no estamos ante un dramón . A Petterson le preocupan más los personajes que el argumento y los dota de las suficientes aristas tragicómicas para que resulten atractivos y cercanos al lector. Todo un talento a seguir.

martes, 23 de noviembre de 2010

Suicidios y maratones

Osamu Dazai se suicidó con su amante en Tokio, arrojándose a un canal del río Tama. Era 1948 y estaba a punto de cumplir los cuarenta años. Anteriormente, ya lo había intentado en otras cuatro ocasiones. Hacía pocos meses que había sido publicado "Indigno de ser humano / Ningen Shikkaku" (1948, Ed. Sajalín 2010), considerado la mejor obra de su breve bibliografía y pieza clave de la literatura japonesa contemporánea, habiendo llegado a superar, en la actualidad, los diez millones de ejemplares vendidos. Décimo hijo de una familia acomodada, estudió literatura francesa en la universidad de Tokio. Cuando la dejó, fue para militar en el clandestino movimiento comunista, lo que le valió ser encarcelado y torturado por el régimen militar. Autor de varios libros de relatos y de dos novelas, fue candidato al premio Akutagawa en 1935 y 36 . Desheredado por su padre a causa de una relación con una geisha de rango menor, Osamu malvivió devorado por su adicción a la morfina y al alcohol, que le llevaron a intentar quitarse varias veces la vida hasta que finalmente lo consiguió. Conviene no olvidar el fuerte componente de honor que en la cultura japonesa suele llevar asociado el suicidio.
"Indigno de ser humano", sin ser un libro autobiográfico, contiene no pocos detalles coincidentes con los de la propia vida de Osamu para no pensar en que muchas de las vicisitudes que nos relata Yozo, su protagonista, no pertenezcan al autor. Narrada en primera persona, "Indigno..." es la crónica de la decadencia de un ser asocial, que reniega del género humano, mientras pinta y dibuja historietas y es mantenido por una serie de mujeres que son capaces de ver en él lo que él es incapaz de ver en nadie.O cuando la vida duele irremediablemente, sin motivo aparente, y somos incapaces de aliviarla con nada.
Breve (124 páginas), tan sincera como despiadada, profundamente triste, esta crónica de una angustia vital irreprimible, merece una lectura y la editorial que la publica, Sajalín, de catálogo tan pequeño como exquisito, un aplauso.

Haruki Murakami regentaba un club de jazz en Tokio cuando, allá por 1988, decidió que quería dedicarse a escribir. Se deshizo del club y comenzó a escribir y a correr a diario. 
Según Murakami, son necesarias tres cosas para ser escritor. La primera, obvia, es talento, y se tiene o no se tiene. Las otras dos dependen en gran medida de la voluntad de la persona y son moldeables. Son la concentración y la constancia. Para trabajarlas y entrenarlas, Murakami comenzó a correr a diario hasta convertirse en un consumado escritor y corredor de maratones.
De todo eso nos habla el autor en "De qué hablo cuando hablo de correr/Hashiru koto ni tsuite kataru toki ni boku no kataru koto" (2007, Ed. Tusquets, 2010), un delicioso ejemplar que, aparte de hacernos más corta la espera de su última novela, "1Q84", nos permite conocerle más y seguir disfrutando de su limpia prosa.

A mí me gustan mucho, dentro de los libros de Murakami, esas ráfagas en las que el protagonista se dedica a los quehaceres domésticos y el modo escueto y aséptico con que éste los narra. En este ejemplar encontramos mucha de esa minuciosidad en los preparativos de los maratones del autor. Japón, Estados Unidos o Grecia son sus escenarios, sabremos de la música que escucha en su discman, de las deportivas que utiliza, de sus entrenamientos previos, de sus "pájaras", y de como vierte las enseñanzas deportivas en su método como escritor. Claro está que si no le interesa Murakami dificilmente le interesará esta obra, pero aquellos que sí comulguen con el autor, encontrarán aquí un ameno apéndice de su bibliografía.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Siempre aquel día

Vean estas tres imágenes. 

Las dos primeras pertenecen a las portadas de la ediciones en castellano y catalán, respectivamente, del mismo libro. En castellano, "Siempre el mismo día" (2010), editado por Maeva; en catalán "Un día" (2010), publicado por Columna. En la tercera, tienen la portada de la edición original inglesa de "One day" (Random House, 2009), de David Nicholls.                             

No sé ustedes, pero yo, como lector masculino, si me encuentro en una libreria, o en la biblioteca,con libros con semejantes carátulas paso de largo ante ellos. Posiblemente, haría lo mismo con la versión inglesa, aunque hay que reconocer que va un trecho de esa portada a las otras dos. Podríamos hablar mucho, y sin duda sería un debate fascinante, acerca de quien lee libros en este país (las estadísticas dicen que, mayoritariamente,las mujeres) y del enfoque que las editoriales dan a sus productos cuando quieren dirigirlos al público femenino.

Si por la portada fuera, nunca me habría detenido en "Siempre el mismo día", de David Nicholls, y realmente lo hubiera lamentado porque se trata de uno de los mejores libros que he leido este año.

¿Que cómo llegué a él? 
Buscando información para el anterior post, el de Granta,  fuí a parar al blog de Kiko Amat, uno de nuestros jovenes y prometedores escritores, aunque ya tenga 4 obras en su haber y no figure en las listas de la revista inglesa. En una de sus entradas, Kiko se deshacía en elogios para este libro, y la única pega que le ponía era relativa al criterio editorial a la hora de elegir la portada. Ya ven, ya somos dos hombres incómodos ante imágenes en blanco y negro (virado a sepia o azul) de arrumacos románticos.
Tomé nota de título y autor, lo encargué en mi biblioteca habitual, y, casualidades, lo tenían tan reciente que aún no lo habían colocado en la estanteria de novedades.

"Siempre el mismo día", 20 años en la vida de los veinteañeros Dexter y Emma (desde que comparten cama después de la fiesta de su graduación, a finales de la década de los 80 del siglo pasado hasta nuestros días) utilizando siempre la misma fecha de cada año transcurrido para presentarnos la instantánea de sus vidas en ese momento. Pero el libro no pretende ser un fresco social de la Inglaterra de los últimos 20 años, aunque esté plagado de certeros retratos costumbristas, sino hacernos complices del paso de la juventud a la madurez de una pareja de amigos a traves de sus relaciones sentimentales y su evolución laboral y social. Del amor al desamor y viceversa, del idealismo y el éxito a las renuncias y la aceptación de  quien eres.

Bueno, si este libro fuera una película, sería la comedia romántica perfecta: magníficamente escrita (especialmente brillantes todos los diálogos, y creanme, hay bastantes), dirigida (casi 500 páginas que se leen en un suspiro por la habilidad del escritor en equilibrar personajes y sucesos) , interpretada (todos los personajes son creibles, reconocibles, cercanos, están vivos), ambientada (Nicholls retrata de forma tan precisa como concisa todos los ambientes en los que se mueven sus protagonistas), tremendamente divertida (en muchos momentos me he reido a carcajadas, algo raro en mí) y con un indeleble poso amargo.

Pero ya sabemos que en cine no existen las comedias románticas perfectas, por eso "Siempre el mismo día" era un libro hasta ahora, el tercero de su autor, guionista de la BBC pasado a novelista, a quien se ha comparado con Nick Hornby; de hecho el propio Hornby es, junto a Jonathan Coe, uno de sus principales admiradores. 

Nicholls se ha encargado del guión de la adaptación de su novela a la gran pantalla.
El rodaje comenzó el verano pasado: ¿ conseguirá ser la comedia romántica perfecta?
O seamos más realistas: ¿ conseguirá ser, que no es poco, una buena comedia romántica?
A favor cuenta con la directora elegida, la danesa Lone Scherfig, responsable de "Una educación", una de las mejores películas estrenadas este año (ver "Una educación necesaria" en este blog). En contra, bajo mi punto de vista, está la elección de la actriz principal, a la que no veo en la piel de Emma, y de la que no voy a darles el nombre para evitar que le pongan su cara al personaje cuando lean el libro.

Porque lo van a leer y, creanme, les va a encantar. 

martes, 19 de octubre de 2010

Granta y los jovenes autores en castellano

Granta , la prestigiosa revista literaria británica, publica desde 1983, y cada diez años, sus listas de Mejores jovenes escritores británicos y desde 1996, hace lo mismo con los autores americanos. De ahí han salido proyectados al estrellato autores del prestigio actual de Salman Rushdie, Martin Amis, Kazuo Ishiguro, Hanif Kureishi, Ian McEwan o Zadie Smith, de entre los británicos, o Lorrie Moore, Jeffrey Eugenides, Ethan Canin o Jonathan Franzen, entre los del otro lado del Atlántico.

Hace un par de semanas, Granta dió un nuevo y sorprendente paso publicando por primera vez en su historia su lista de Los Mejores Narradores Jóvenes en español, 22 escritores menores de 35 años (nacidos a partir del 1 de enero de 1975) y seleccionados por un jurado de 6 miembros compuesto por: Valerie Miles y Aurelio Major, editores de Granta en español; el novelista guatemalteco-americano Francisco Goldman; la autora, crítica y editora catalana Mercedes Monmany; la periodista británica y ex-corresponsal latinoamericana Isabel Hilton; y el escritor y cineasta argentino Edgardo Cozarinsky. 

La lista es la siguiente:

ANDRÉS BARBA – España, 1975
OLIVERIO COELHO – Argentina, 1977
ANDRÉS RESSIA COLINO – Uruguay, 1977
FEDERICO FALCO – Argentina, 1977
PABLO GUTIÉRREZ – España, 1978
RODRIGO HASBÚN – Bolivia, 1981
SÒNIA HERNÁNDEZ – España, 1976
CARLOS LABBÉ – Chile, 1977
JAVIER MONTES – España, 1976
ELVIRA NAVARRO – España, 1978
MATÍAS NÉSPOLO – Argentina, 1975
ANDRÉS NEUMAN – Argentina, 1977
ALBERTO OLMOS – España, 1975
POLA OLOIXARAC – Argentina,1977
ANTONIO ORTUÑO – Mexico, 1976
PATRICIO PRON – Argentina, 1975
LUCÍA PUENZO – Argentina, 1976
SANTIAGO RONCAGLIOLO – Perú, 1975
ANDRÉS FELIPE SOLANO – Colombia, 1977
SAMANTA SCHWEBLIN – Argentina, 1978
CARLOS YUSHIMITO – Perú, 1977
ALEJANDRO ZAMBRA – Chile, 1975

Como podrán observar, preponderancia de escritores argentinos (8) y españoles (6), seguidos de bolivianos (2), peruanos (2) y chilenos (2). Ni que decir tiene que dicha lista ha caido como una bomba en el mundillo literario patrio, generando multitud de envidias y comentarios maliciosos, siendo el más recurrente la ausencia en ella de representantes de la llamada "generación Nocilla", término del que curiosamente reniegan sus supuestos componentes.

Solamente he leido a 2 de estos 22 autores: al peruano Santiago Rocagliolo y al segoviano Alberto Olmos, un viejo conocido de este blog.
Dos buenos escritores. 
Del resto, solamente me sonaba el nombre de Elvira Navarro, por alguna reseña leida. Prometo hacerme eco de ellos, especialmente de los ibéricos, y bucear entre su obra. Esa se supone que es la misión de Granta al publicar estos informes. Digo se supone, porque echándole un vistazo a sus listas británicas y americanas, por cada autor que conozco, hay al menos cuatro que ni me suenan, lo que me daría una proporción del 20 % de, llamemosle, "trascendencia".

A Santiago Roncagliolo lo conocí con "Pudor" (Alfaguara,2005), una muy interesante novela que indagaba en los secretos de los miembros de una familia, que recordaba un poco el universo del cineasta Todd Solondz (en particular su película "Happiness") y que fue adaptada al cine en 2007 por el actor Tristán Ulloa en su debut como director junto a su hermano David

Posteriormente cayó en mis manos "Abril Rojo",
premio Alfaguara 2006,  un sorprendente y adictivo thriller rural, repleto de violencia, extrañeza y magia, ambientado en la selva peruana tomada por los revolucionarios de Sendero Luminoso y protagonizada por un singular antihéroe. 

En la actualidad, le tengo ganas a su última obra, "Tan cerca de la vida" (Alfaguara,2010), una historia de suspense y ciencia-ficción, ambientada en Tokio, Japón, y que el autor define como "simplemente una historia de amor, la historia de un hombre tratando desesperadamente de hacer contacto con alguien allá afuera. No hace falta viajar a Tokio para saber cómo se siente eso".
Precisamente fue Japón lo que me llevó a "Trenes hacia Tokio" (Lengua de Trapo, 2006), la primera novela que leí de Alberto Olmos (ver "Trenes lejanos" en este blog).   Posteriormente me hice con su debut "A bordo del naufragio" (Anagrama,1998), escrita con 21 años, que atesoraba entre sus méritos haber sido finalista del premio Herralde y perderlo ante "Los detectives salvajes", de Roberto Bolaño. Escrita torrencialmente y en primera persona, "A bordo... " documentaba el angst existencial de un joven estudiante madrileño en el transcurso de un día, de una forma tan novedosa como franca, lejos de los estereotipos marginales que suelen manejar los debutantes jovenes.


En "El talento de los demás" (2007, Lengua de Trapo), su cuarta obra,  se valía de 3 relatos escritos en estilos diametralmente opuestos para reflexionar sobre el talento, o más bien, la ausencia de éste. No he leido "Así de loco te puedes volver", su segunda novela, ni "Tatami" ni "El estatus" (2008 y 2009, Lengua de Trapo), sus hasta ahora dos últimas novelas, pero sí la interesante propuesta que Alberto apadrinó y editó el pasado año, "Algunas ideas buenísimas que el mundo no debería perderse" (Caballo de Troya, 2009) donde intentaba dar forma literaria a la navegación por Internet y compilaba retazos de páginas webs, blogs, chats, mensajes de Twitter, spams, etc, dando voz a diversos internautas (Eritrea, Daniela, Supercrisis) desde sus plataformas personales en un ejercicio necesariamente irregular, pero interesante a ratos, en función de la personalidad del proveedor de contenidos.

Alberto Olmos mantiene también una actividad febril en el ciberespacio, ya sea con su blog personal Hikikomori o con el literario Lector mal-herido.

Este último, aviso para incautos, contiene la mayor cantidad de mala leche, mala uva, mala baba, vitriolo, cianuro y demás sustancias corrosivas, de entre todos los blogs que conozco y que se dedican a hablar de literatura; politicamente incorrectísimo y bajo el pseudónimo de Juan, Alberto no deja prácticamente títere ni obra (ni autor, empezando por él mismo) con cabeza, en un ejercicio temerario (y en ocasiones, divertidísimo) no apto para espiritus susceptibles y que, dado el eco generado en la red, ha acabado teniendo su edición impresa en  "Vida y opiniones de Juan Mal-herido" (Melusina, 2010), un volumen prologado y compilado por el propio Alberto donde se recoge una selección de posts publicados en su catártico blog.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Y sin embargo...


"tsuyu no yo wa - tsuyu no yo nagara - sarinagara"

"sólo rocío - es el mundo, rocío - y sin embargo"

Kobayashi Issa



"Una madre amamanta a su hijo: es una mujer muy joven, en todo el esplendor de su reciente maternidad, el torso blanco y brillante entre los pliegues separados del vestido, un seno descubierto del que mama el bebé. Ambos parecen haber sido heridos sólo superficialmente: en la mejilla derecha de la mujer, en su magnífico rostro, se abre solamente la flor roja de una herida; y del niño, si bien parece herido más seriamente en el cráneo, la piel presenta sólo el rastro de algunas quemaduras superficiales; bebe con tanta energia concentrada que se lo creería obstinadamente aferrado a la vida, a resguardo como su madre en el corazón mismo del cataclismo, vivo en el siniestro ojo del huracán, a salvo, resuelto a reponer las fuerzas necesarias para empezar una segunda existencia entre las ruinas."

A Yamahata Yosuke (1917-1966), fotógrafo profesional asignado al ejército japonés, se le envía a Nagasaki para documentar visualmente los efectos de"un nuevo tipo de bomba". Llega al oscurecer del día siguiente. Cuando despunta el alba, comienza a tomar una serie de fotos que acabarán pasando a la historia como el único testimonio gráfico de "el día después" de uno de los días más trágicos de la historia de la Humanidad. Del centenar de instantáneas tomadas, quizá las más famosas sean la que abre esta entrada y la que ilustra la cubierta del profundamente hermoso "Sarinagara", de  Philippe Forest . 

A Forest y a su esposa Hélene les cambia la vida ese día de enero de 1995 en que a su hija se le diagnostica un cáncer de huesos. Al cabo de un año, la pequeña fallece y el autor comienza un exorcismo personal que le lleva a escribir varios libros sobre esa perdida y a viajar con su esposa a Japón, con la esperanza de desaparecer y reinventarse, de encontrar una nueva vida que les permita conjurar su inmenso dolor.

"Sarinagara" significa "sin embargo", contiene todo el sentido del libro y sugiere la voluntad de supervivencia del ser humano. Es la última palabra del haiku que encontraron al comienzo de este post, obra de uno de sus maestros, Kobayashi Issa (1763-1827).  

A elementos biográficos de Yamahata y Kobayashi, de Sôseki Natsume (1867-1916), -autor de "Kokoro", "Botchan" y "Sanshiro", considerado el padre de la literatura japonesa moderna- y a los suyos propios recurre Philippe Forest para articular esta novela atípica, que comienza con un sueño del autor, intercala paisajes emocionales de Kyoto, Tokyo y Kobe (totalmente ajenos a la postal turística ya que Japón es, para el autor, un estado mental deseado), maneja elementos de ensayo con una lucidez tan humana como aplastante, y concluye con una reflexión que justifica y compacta elementos en apariencia tan dispersos.

"Sarinagara" no es un libro dificil, como puede que sugiera la metodología empleada, pero alberga en su interior reflexiones demasiado profundas e incómodas sobre el dolor, la perdida, el desarraigo, el sentido de culpa o el instinto de supervivencia como para salir indemne de su lectura.

  " En ocasión del quincuagésimo aniversario de la bomba, unos periodistas se propusieron encontrar a los hombres y mujeres que Yamahata fotografió. Ni que decir tiene que sólo unos pocos seguían con vida. Los que en aquella época escaparon a la muerte, habían perecido después de cáncer o de viejos. Inexplicablemente, la joven madre que daba el pecho a su bebé se contaba entre los supervivientes. Cuando le enseñaron la imagen, de medio siglo de antiguedad, en la que ella -magníficamente igual a pesar de los años, gloriosamente idéntica a sí misma- aparecía en todo su desaparecido esplendor de antaño, contó que el niño había muerto hacía tiempo, que en pocos días todas sus fuerzas lo abandonaron y acabó consumiéndose.
  Nadie puede comprender el corazón de esa mujer y lo que sentía mientras unos desconocidos le entregaban una imagen -quizás nueva para ella- que contenía todo cuanto le quedaba de su hijo perdido. Atravesando el campo inconcebible del tiempo, acudía a ella; no el niño mismo -puesto que nada podía hacerlo resucitar-, sino el hijo irremediablemente perdido, que se le restituía así y del que sólo podía decir una cosa: que aquel niño, como todos los demás, era infinitamente precioso, que nada podía justificar su horrible desaparición, que el paso de los años en nada atenuaría el escándalo desnudo de su ausencia. Y mirándolo por segunda vez, con una mirada que atravesaba el tiempo entero de su vida, la mujer -misteriosamente sonriente- devolvía al niño vivo el regalo generoso y melancólico de su inconsolable amor."

sábado, 24 de abril de 2010

Una rosa, dos discos, tres libros.

Ayer se celebró la festividad de Sant Jordi en toda Cataluña.
El pasado año, debido a una ligera indisposición, no pude bajar a Barcelona para vivir el ambiente único de este día, en el que la ciudad se inunda de color y calor, de flores y libros, donde la gente sale a la calle a disfrutar, a sorprender y dejarse sorprender, a regalar belleza y sabiduría.

Por supuesto que regalé una rosa. Y un libro, "Orgullo y prejuicio y zombis", una sangrienta revisión del clásico de Jane Austen, a cargo de Seth Grahame Smith. Y un disco, "Subiza", de los vasco-barceloneses Delorean, todo un anticipo de la brisa estival.

Y me regalaron un libro, "Yo maldigo el río del tiempo", de Per Petterson, la rememoración que, en el momento más aciago de su vida, hace una persona de su infancia y juventud. Y me regalé un libro, "Sarinagara", de Philippe Forest, del que ya les hablaré en su momento. Y un disco, "Tierra, trágalos", el segundo de Klaus & Kinski, una estupenda pareja de Murcia.

Así que ya lo ven, aprovechen los días como éste, en que la ciudad muestra su faceta más linda y regalen cultura, regalen rosas, aunque sea a desconocidos. Seguro que hay  alguien, como esas chicas que aparecen al final, esperándolas.




jueves, 22 de abril de 2010

Una educación necesaria

Una educación / An education” (2009), dirigida por la danesa Lone Scherfig ( Italiano para principiantes, Wilbur se quiere suicidar ) es una de mis películas favoritas de 2010 y supone el primer guión original para la gran pantalla de Nick Hornby -autor de “Alta fidelidad / High fidelity” ( uno de mis libros de cabecera)-,basándose en un artículo de la periodista Lynn Barber .


Ambientada en la Inglaterra  de comienzos de los 60, (esa que tan brillantemente retrató Ian McEwan en su espléndida “Chesil Beach”), “Una educación” narra el momento crucial de la vida de Jenny, una adolescente de extracción humilde, atractiva e intelectualmente brillante (excelente Carey Mulligan, mi opción preferida para el Oscar de este año a la mejor actriz) , que debe elegir entre buscar un incierto lugar en el sol siguiendo una tortuosa ruta de libros, estudios, becas y universidades, o dejarse llevar por la deslumbrante y disipada vida bohemia de cenas, conciertos y fiestas que le ofrece un caballero que le dobla la edad; acabar siendo como la señorita Stubbs, la profesora que la anima a no malgastar su talento, o como Helen, la compañera del amigo de su pareja, un trofeo que lucir colgado del brazo.

De la película no les cuento más , sólo dejar constancia de mi recomendación ferviente.
Lo que me ha motivado a escribir esta entrada es haber hallado el mismo tipo de comentario en dos críticas distintas de la película: en ambas se la restaba méritos por encontrar “moralista” la resolución de la historia.
Moralidad e inmoralidad, progresismo y conservadurismo, tradición y renovación, modernidad y antiguedad... ¿Dónde reside la verdad?  ¿ qué es lo bueno y qué lo malo? y, lo más importante, ¿quién lo decide?.

Decía Michel Houellebecq -uno de los más lúcidos, visionarios y demoledores escritores de los últimos 20 años- en su imprescindible “Las partículas elementales” (Anagrama, 1998) que “ la sociedad erótico-publicitaria en la que vivimos se empeña en organizar el deseo, en aumentar el deseo en proporciones inauditas, mientras mantiene la satisfacción en el ámbito de lo privado. Para que la sociedad funcione, para que continúe la competencia, el deseo tiene que crecer, extenderse y devorar la vida de las personas”.

Pienso en todos nosotros. Ahí estamos, sin hacernos demasiadas preguntas, dispuestos a pisotear lo que haga falta por disponer de un palmo más de adosado, o de 100 caballos más bajo el capó de un vehículo flamante, o de un recambio sexual más joven y atractivo que sustituya a nuestra ajada pareja. Todo en aras de la “evolución”, de la “progresión”, de la “renovación”.

Y pienso en las adolescentes de hoy día.
A pesar de los años transcurridos y de lo mucho que supuestamente hemos avanzado, su belleza o fealdad -según los arquetipos dominantes- sigue determinando, de forma harto cruel, su futuro. Las más agraciadas físicamente se ven constantemente impelidas a que saquen partido de su “ventaja”, a que no se planteen la existencia en ellas de otras cualidades. Las demás lo tienen bastante peor: constantemente avergonzadas por la existencia de las otras, acomplejadas por los mensajes primarios con que los medios las bombardean, no saben qué lugar ocupar en su entorno y acaban adoptando el modelo que se les ofrece sin oponer apenas resistencia. ¿Y cual es ese modelo?


Miren las chicas Disney y su traumática transición de niñas a mujeres, de abanderadas del consumismo adolescente a carne de cañón sexual para la hoguera adulta, en una progresión tan lógica (desde los parámetros de los ideólogos que manejan sus carreras) como brutal.
Britney Spears pasó de proclamar a los cuatro vientos su castidad (a la vez que aparecía en “ Baby, one more time” como una colegiala lasciva) a pregonar sus habilidades como felatriz, caer en el pozo de los juguetes rotos más abyectos y ser posteriormente recauchutada para que la rueda no deje de girar ; Christina Aguilera, de dulce chica con su genio en la botellita, a protagonizar “Dirrty”, uno de los clips más procaces de la Historia; y Lindsay Lohan, siguiendo la estela de Britney.
Todavía es pronto para saber que será de Miley CirusVanessa Hudgens, Demi Lovato o Selena Gomez , pero las constantes apariciones en Internet de escándalos o de material subido de tono relacionado con ellas no permite augurar nada bueno .

O si no, acudan a las estrellas pop femeninas. 
Como la veterana Madonna, que en "4 minutes" se autoobliga -de un modo patético- a demostrar c0n 51 años lo que su invitado Justin Timberlake, de 29, no necesita. O  sus herederas, las triunfadoras de las listas pop (Beyoncé, Rihanna, Shakira) reclamando para ellas la patente de mujer emancipada, actual y moderna mientras rellenan todos su videoclips de los peores ganchos sexistas y misóginos relacionados con la mujer objeto. O la aparición de un montón de niñatas, también muy "modernas" (Ke$ha, Millionaires, etc), con tan poco talento como vergüenza, que convierten sus clips en una sucesión de  fiestas locas, borracheras y revolcones.

Vaya, creo que me ha salido un texto muy "moralista".
Supongo que, si lo leyeran, no sería del agrado de esos críticos tan modernos a los que no les gustó el final de la película.
La vida es dificil, vivir es dificil, y aunque parezca que todo ha cambiado, se sigue una pauta prefijada para conseguir que nada cambie: las chicas guapas sólo sirven para alimentar la insatisfacción de los hombres y de las chicas feas.
Y ya sabemos que la insatisfacción es el motor del consumo.

Ante este panorama, el mensaje final de "Una educación" me parece tan evidente como profundamente subversivo, y absolutamente necesario hoy día para cambiar todo ésto: aunque cueste, hay que pensar, hay que aprender, hay que ser uno mismo.

Lo que nunca querrán que seamos.

lunes, 12 de abril de 2010

La zona esmeralda

"Green Zone. Distrito protegido" (2010) es la tercera colaboración cinematográfica entre el actor Matt damon y el director Paul Greengrass, tras las apabullantes "El ultimatum de Bourne"(2007) y "El mito Bourne"(2004).
En esta ocasión, Damon no es Jason Bourne, sino un oficial del ejercito de los Estados Unidos a la busqueda de armas de destrucción masiva en una Bagdad recien ocupada.  "Green zone..." es -como era de esperar- un musculoso y espasmódico ejercicio de cine de acción bélica trepidante que,  a diferencia de los títulos antes mencionados, acaba deviniendo algo rutinario.
Para dar cuerpo y entidad a esta epopeya bélica, Greengrass y Brian Helgeland -su guionista- recurrieron a parte de la información recopilada por Rajiv Chandrasekaran en su excelente libro "Vida Imperial en la Ciudad Esmeralda/Imperial Life in Emerald City" (2007, RBA Editores 2008), de lectura obligada.

Chandrasekaran es en la actualidad redactor jefe adjunto de The Washington Post  y fue corresponsal del diario en Bagdad de 2002 a 2004, cubriendo como reportero la invasión de Irak, el derrocamiento de Saddam Hussein y el posterior y fracasado intento de construir una democracia "a la republicana", a cargo de Paul Bremer, el virrey y jefe superior de la Autoridad Provisional de la Coalición (APC).
Este fracaso es el que desmenuza el autor en " Vida Imperial en la Ciudad Esmeralda", mediante información extraida de centenares de entrevistas con los protagonistas (americanos e iraquíes),  de multitud de documentos internos,  y de su conocimiento de primera mano de la realidad del país, en un vibrante y excepcional ejercicio periodístico de primer nivel, en el que mandan los hechos (contrastados) y no las valoraciones subjetivas del autor.

Si, como dice el refrán, los árboles normalmente no dejan ver el bosque, en este caso es el bosque (el establecimiento de una idea de democracia y el libre mercado) el que no deja a los americanos ver los árboles (un país destrozado y falto de las necesidades más básicas).
Pertrechados tras las murallas que rodean al Palacio Imperial de Bagdad (la Zona Verde de la película, la Ciudad Esmeralda del libro), convertido para la ocasión en un microclima estadounidense, en una burbuja aislante, los  viejos "halcones" y los jovenes e inexpertos tecnócratas estadounidenses (elegidos más  por su fidelidad a la causa republicana que por su idoneidad para el menester encomendado)  desprecian el conocimiento de otra cultura y eluden la toma del pulso de un país abierto en canal, mientras elaboran leyes, planes y normas pensadas para establecer un hipotético libre mercado futuro, pero que no contemplan la vuelta a la normalidad para un pueblo desprovisto de alimentos, agua, energia, sanidad, escuelas u orden público ni la participación de sus representantes religiosos, sociales y políticos en la toma de decisiones.

Raro es el día que no cenamos con una sangrienta matanza en un mercado de Bagdad, o delante de una embajada, o en una carretera polvorienta, al paso de un convoy occidental. Anestesiados,  aparentemente inmunes ya a tanta barbarie, a veces nos sorprendemos al encontrar una pizca de sensibilidad no abotargada y nos quedamos mirando fijamente la pantalla del televisor,  preguntándonos si todo ésto tiene fin. No esperen encontrar en este libro la respuesta a esa pregunta, pero conozcan de primera mano - y contado por sus protagonistas- cómo hemos llegado a esta situación.

viernes, 26 de marzo de 2010

Desnudo en el planeta Porno


Un incendio en un hotel de citas y las consecuencias de una cena dudosa dejan a un engreido ejecutivo en una situación extrema; una surrealista huida en avión de una isla; una semana de convivencia entre un humano y un absurdo extraterrestre; el exterminio de unos oficinistas por un oni (diablo japonés); el peligro de usar las articulaciones como idioma para ejercer la diplomacia con los habitantes de otro planeta; un chico le da vueltas y vueltas a la cita con una compañera de oficina; un cruento toma y daca entre un empleado y un preso fugado que mantiene como rehenes a la esposa y el hijo de éste ...

Así arrancan algunos de los relatos incluidos en "Estoy desnudo / Ore wa hadaka da" , la segunda recopilación de cuentos de Yasutaka Tsutsui (Osaka,1934) publicada en nuestro país y que el propio autor ha seleccionado a petición de Atalanta, su editorial en España. La primera, "Hombres salmonela en el planeta Porno / Porno wakusei no sarumonera ningen", fue una de las más agradables sorpresas de 2008 y nos descubría a un autor cultivador de la ironía, el humor negro y la incorrección política. Dificil resulta de olvidar esa ciudad que se da la vuelta, aquella playa terriblemente angustiosa donde ya no cabe nadie más o aquel planeta genial donde todo, absolutamente todo en él, es sexual. 

Tsutsui es de Osaka, ciudad de donde provienen la mayoría de humoristas destacados de ese país, según me contaron allá; en sus relatos afronta -casi siempre desde una ciencia ficción tan jocosa como costumbrista- temas considerados tabú por la corrección política dominante a nivel global, a los que reviste de una capa de surrealismo chocante e hilarante.
No todos sus relatos brillan al mismo nivel, pero sus mejores momentos les depararán una lectura tan divertida como desengrasante, el antídoto perfecto ante tanta literatura encantada de oirse a sí misma.

martes, 2 de febrero de 2010

Tres amores en Japón

"He recorrido un largo camino,
el frío penetra mi ropa gastada.
Esta tarde el cielo está despejado,
¡cómo me duele el corazón!"

Seihaku Irako
¡Aaaay, el amor...!
La recién finalizada lectura de "El cielo es azul, la tierra blanca" me ha hecho rescatar del recuerdo dos lecturas de libros publicados el pasado año y que comparten con éste el hecho de contar una historia de amor que acontece en Japón.

Tres autores -un japonés, una japonesa y una belga nacida en Japón-, tres amores -adolescente, juvenil y maduro-, un país.

Amélie Nothomb (Kobe, 1967) hija de un diplomático, nació y pasó su infancia en Japón y parte de su juventud viajando de país en país del Extremo Oriente. A los 21 años regresó a la patria del sol naciente y se puso a dar clases de francés; ahí es donde conoce a Rinri, un joven de la clase alta nipona, que de alumno pasa a ser su novio .
Este romance y su posterior ruptura, ocasionada por las diferencias culturales y por la oposición a ella de la familia del joven, es lo que narra "Ni de Eva ni de Adán / Ni d´Eve ni d´Adan" (2007, Ed. Anagrama 2009).
Nothomb es una escritora prolífica (publica una novela puntualmente cada septiembre),  cuya obra se divide en ficciones salidas de su imaginación o en narraciones autobiográficas.
En 1999, saltó a la fama mundial con la publicación de "Estupor y temblores / Stupeur et tremblements", la tremenda crónica de su experiencia laboral en una multinacional japonesa, que en su biografía ocupa el espacio inmediatamente posterior al fín de su relación con Rinri.
Algo deslabazada, pero siempre ocurrente, interesante y divertida, transcurre la que quizá sea la novela más luminosa de la autora. Repleta de anécdotas (embarazosas comidas de pulpo y sabrosas de okonomiyaki, las risas de los abuelos de Rinri a costa de Amélie, el piso ultramoderno que éste posee en Tokyo) y peripecias ( una accidentada y tronchante ascensión a la cima del Fuji, la visita a Hiroshima -repleta de pedantería- y la isla de Sado). Al final del libro, "un abrazo fraterno de samurai" pondrá la nota de emoción y nos revelará que, pese al cinismo, ironía y  morbosidad que inunda gran parte de su obra, Amélie también tiene su corazoncito.

"Un grito de amor desde el centro del mundo / Sekai no Chuushin de, Ai wo Sakebu " (2005, Alfaguara 2009), de Kyoichi Katayama, es la novela japonesa más leida de todo los tiempos (casi cuatro millones de ejemplares vendidos), habiéndo arrebatado este honor a "Tokyo Blues /Norwegian Wood", de Haruki Murakami. Su éxito fue tal que propició un manga, una serie de televisión y dos películas (una japonesa y un remake coreano), todas ellas de enorme aceptación.
Los protagonistas de esta historia, Sakutarô y Aki, se conocen en la escuela de una ciudad provincial de Japón.Son dos adolescentes   inteligentes y sensibles que pronto se convierten en amigos inseparables y posteriormente en enamorados. Un viaje a Australia, una grave enfermedad repentina, y Sakutarô que se queda solo sin su amada, narrándonos su inmenso dolor.
El amor adolescente, sublime y sublimado, su perdida y la perdida del ser amado. Ahí es nada.
Katayama se centra en la espiritualidad de los sentimientos de Sakutarô, pero lo cuenta de una forma tan despojada, tan etérea, tan evanescente, que la historia parece evaporarse en el espacio que queda entre las palabras impresas. Quizás mi embrutecida sensibilidad occidental me impide apreciar el significado profundo de lo que ha cautivado a 4 millones de japoneses, por eso me gustaría contar con la opinión de lectores de Japón para saber qué les ha tocado tan hondo de esta historia.

Hasta hace un par de años , la única escritora japonesa conocida por aquí era Banana Yoshimoto, considerada una especie de versión femenina de Haruki Murakami, una opinión que no comparto; recientemente, con la publicación de "Out", una muy interesante crónica social del Japón urbano en forma de thriller, supimos de Natsuo Kirino.
Ahora, tenemos que añadir a Hiromi Kawakami (Tokyo,1958) a esta pequeña lista que espero ver crecer en años venideros.


"El cielo es azul, la tierra blanca /Sensei no kaban" (2001, Ed. Acantilado 2009) es su título más famoso, hasta el punto que ha acabado convertido, como el de Katayama,  en película, drama televisivo y manga ( a cargo del prestigioso Jiro Taniguchi).

Tsukiko es una mujer de 38 años que lleva una vida solitaria, grís y adormecida por la rutina y el sake. Un día se encuentra en una izakaya (taberna japonesa) con su viejo maestro de japonés. A partir de entonces comienzan una serie de encuentros, tan casuales como premeditados,  en el que compartirán botellas de sake, tofu, verduras, bacalao, salsa de soja y toda la pesada carga de soledad que acarrean sobre sus espaldas.
Son seres lastimados, incapaces de comunicarse, de romper la gruesa membrana que les impide mostrar sus sentimientos más profundos.
Entre comidas en la taberna, paseos por el bosque para recoger setas, visitas a una isla donde yacen los restos de la esposa del maestro (aquella que le abandonó y a la que es incapaz de olvidar), y citas de Tsukiko con un antiguo compañero de escuela, transcurrirá prácticamente la totalidad de una novela en la que, de una forma parsimoniosa, tan pudorosa como sutil, Kawakami nos va a descubrir el acercamiento íntimo de dos seres que necesitan amarse pero no saben cómo hacerlo. Sus hermosísimas dos últimas páginas acabarán de dar todo el sentido a la historia y al título original del libro: "Sensei  no Kaban", el maletín del maestro.