domingo, 4 de julio de 2010

Viaje con nosotros


En los dos últimos números de Compra Maestra, la revista de la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) se han publicado los resultados de una encuesta realizada a finales de 2009 conjuntamente con asociaciones de consumidores de Bélgica, Italia, Portugal y Francia, destinada a conocer la opinión que tienen los usuarios de las aerolíneas y aeropuertos utilizados en los últimos seis meses, tanto nacionales como internacionales.
Pues bien, el aeropuerto mejor valorado es Changi, en Singapur, y la aerolínea más satisfactoria, Singapore Airlines.

En mi reciente viaje a Camboya he tenido la oportunidad de volar con Singapore Airlines y de transitar por el aeropuerto de Changi y, sinceramente, no me extraña nada el resultado de la encuesta.

Mi vuelo con Singapore Airlines partía de Barcelona, realizaba escala técnica en Milán y enlazaba en Singapur con otro vuelo hasta Phnom Penh. Al entrar a la aeronave me entregan un mini neceser que incluye unos calcetines, cepillo y pasta de dientes; en el asiento, dispongo de manta y una pequeña almohada. En los lavabos, a tu disposición - además de lo habitual- colonia, colutorio bucal y crema hidratante, entre otros extras.  
Personal de vuelo de trato exquisito, ellas guapísimas (plaf, plaf, dos tortas por semejante comentario desafortunado, "pero es que es verdad, es que eran muy guapas", se me oye protestar); comodidad de los asientos, con espacio suficiente entre las piernas y el asiento delantero (algo vital para quien efectúa un vuelo transoceánico); catering de a bordo copioso y gustoso, refrigerio (bebidas) e higiene (paños calientes) contínuas, entretenimiento audiovisual con pantalla individual y una oferta inagotable: centenares de opciones de discos, muchos de ellos de últimisima hornada (Beach House, Yeasayer, Delphic, etc) o conciertos (Pet Shop Boys); cinematográficamente, podías optar por cine comercial de diferentes géneros (visioné “Invictus” que, inesperadamente, me gustó), cine europeo de autor  o cine asiático (yo aproveché para ver el animeSummer Wars” (Mamoru Hosoda, 2009) que en las mismas fechas se presentaba en Barcelona en el BAFF, el festival de cine asiático) y "Otōto"(2010), la ultima obra del veterano Yoji Yamada), series de televisión, videojuegos... en fín, para no aburrirse.
Ah! se me olvidaba decirlo: mi billete era de clase económica.
Como el precio total de mi viaje no era superior al de ofertas similares con otras compañías de vuelo, debo pensar que Singapore Airlines es, además de competitiva, rentable.  

Todo un ejemplo a seguir y que, desgraciadamente, no se sigue por estos pagos.
¿Los motivos?Hagamos un poco de  memoria.
La llegada de las aerolíneas low cost (bajo coste) a finales del siglo pasado revolucionó el transporte aéreo de pasajeros. Hubo una primera etapa, recuerden, en que estas aerolíneas tuvieron como objetivo captarnos y fidelizarnos con precios reventados y en la que justificaban sus ridículas tarifas con la supresión de la gratuidad de algunos "gastos superflúos", hasta ahora incluidos en el precio del billete (servicio de catering, periódicos), el aprovechamiento máximo de la capacidad de los aviones (disminución de espacios entre asientos, la sobreventa anticipada -overbooking-llevada al extremo) y el mantenimiento de los aviones en el aire el máximo de tiempo (disminución de tiempo en tierra igual a más vuelos). A este carro se subieron las aerolíneas de toda la vida, eso sí, manteniendo las tarifas o, en el mejor de los casos, creando su propia línea de low cost. Algunas de ellas no pudieron mantener la presión ejercida por las low cost y quebraron.  Ésto, en Europa (está todavía por ver el grueso de las dramáticas consecuencias de la aplicación la filosofía low cost en paises del Tercer Mundo).

En la segunda fase, en la que nos hallamos inmersos, empezamos a pagar suplementos por cosas impensables hasta ahora (la segunda maleta, la impresión de billete, las llamadas a los teléfonos de información) y no tardaremos mucho, me temo, en tener que pagar otro suplemento por el equipaje de mano. Cuando llegue la tercera fase, las compañías low cost y las convencionales casi habrán equiparado sus precios, no mucho más baratos que en el siglo pasado, pero con un servicio y una (ojalá me equivoque en ésto) seguridad muy inferiores.

 

La expresión "lujo asiático" le viene que ni pintada a Changi, el aeropuerto de Singapur.
Nada más salir del avión, accedo a la terminal por un finger ¡enmoquetado! (igual que el resto del aeropuerto). Unos modernísimos trenes monorraíles te trasladan de una terminal a otra. Por todos los lados hay sillones de relax (de esos que te masajean las pantorrillas) y terminales de Internet gratuitos. Si está en tránsito y su espera es superior a 5 horas, el aeropuerto le ofrece un servicio gratuito de autobuses turísticos que le llevarán, en 4 rutas diferentes a elegir, a conocer esta ciudad-estado. El tránsito en el interior de cada terminal está facilitado por contínuas cintas de transporte, las zonas comerciales son tan tan espectaculares como variadas, los controles de seguridad se hacen cómodos y rápidos  ya que están descentralizados y se realizan en cada puerta de embarque. Les hablo de lo que yo ví en las dos horas que pasé allí.

En Internet, entré en la página web del aeropuerto e hice una busqueda en la Wikipedia y me dí cuenta que tan sólo había rascado en la superficie de lo que es Changi y que había mucho más en su interior de lo que hablar: cascadas, palmeras, seis jardines temáticos  al aire libre (de cactus, bambúes, plantas tropicales, girasoles, helechos y orquídeas), cines, salas de oración, duchas, spas, gimnasios, piscinas, áreas recreativas infantiles, hoteles, centros de negocios... 

Al regreso de mi viaje, aterricé en Barcelona en la nueva, y alabada, Terminal 1.
Se espera que el servicio de metro llegue allí en 2012.
La llegada de los trenes de cercanía aún no tiene fecha.

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