Siempre hay alguno ahí, agazapado.
Están en cualquier lado, a modo de ocultos post-its, esperando la ocasión para despertar tus recuerdos.
Con los visibles aprendes a convivir; a fuerza de formar parte de tu entorno diario han ido diluyendo su significado.
Son los otros, los que irrumpen inesperadamente...
esos te dejan con la mirada perdida y el sentimiento ausente:
una camiseta impecablemente doblada y con la etiqueta de la lavandería adherida, tal como la pusistes en el equipaje a tu regreso; una noticia en la televisión; una moneda de 10 yenes; un paquete de chiclés inacabado; un correo electrónico; unas notas manuscritas en una libreta; una receta de medicinas; un sobre diferente con matasellos remoto en el fondo de tu buzón, sepultado entre publicidad y facturas...
Dicen que la distancia es el olvido, que cuando los ojos no ven el corazón deja de sentir...
Dicen tantas cosas...
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