martes, 17 de junio de 2008

Primera necesidad

La pasada semana hubo una huelga general de camioneros en España, en protesta por el elevado precio del combustible. Muchísima gente, temiendo que el conflicto pudiera prolongarse, abarrotó tiendas, mercados y centros comerciales para proveerse de alimentos y productos de primera necesidad.

Ha sido curioso y revelador a la vez conocer qué productos se agotaban en las estanterías de los comercios.
Junto a alimentos básicos desaparecían también productos razonablemente innecesarios como el agua embotellada o los yogures, por citar sólo algunos ejemplos, y otros claramente prescindibles.

Hoy en día la primera necesidad responde a las pautas individuales de consumo adquiridas.
Es aquello que nos tranquiliza a cada uno de nosotros, un placebo de lo realmente necesario

Deberían ser el agua, las frutas, la verdura, la carne o el pescado, pero ha acabado siendo la barrita energética de muesli y sésamo concentrado, el botellín très chic de agua francesa , el yogur desnatado enriquecido con soja y Omega-3, el bote de proteinas en polvo para adquirir hipermusculación , la cola ultradiet baja en ázucar, la bebida isotónica con taurina...

La necesidad de negocio de unos se ha convertido en nuestra primera necesidad.

Olvidamos rápidamente de donde venimos y no pensamos ni en lo afortunados que somos por tener -en el caso que la tengamos- capacidad de elección (algo de lo que desgraciadamente carecen millones de personas en este planeta) ni en el mal uso que hacemos de ésta.

Vienen tiempos difíciles, nuestro margen de elección se está viendo reducido
Debemos ser inteligentes y estar preparados para usar la capacidad disponible de una manera más sensata.
No se trata de volver a las cavernas, se trata de evitar que la máquina nos arrastre y acabemos hechos pedazos por sus engranajes

Para eso, deberíamos hacernos algunas preguntas:

¿Qué necesitamos realmente ? A qué estamos dispuestos a renunciar?

Confio en que sabremos dar con la respuesta.

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