jueves, 14 de agosto de 2008

Conocimiento. Cultura. Mujer. Futuro



Hace unos días estuve presenciando la exposición temporal " La naturaleza de las cosas", del artista danés-islandés Olafur Eliasson, en la Fundació Joan Miró.
Eliasson crea obras de fundamento científico a partir de la luz y de la percepción que hace de ella nuestro cerebro.
De todos modos no quería hablarles de esto, de lo que quería hablarles es del público asistente a la exposición.En un cálculo rápido, diría que el 80-85 % era femenino.
Y lo mismo ocurría en la exposición permanente dedicada a Joan Miró.


No es la primera vez que pienso en esto.
Cuando acudo al teatro sucede algo parecido: mayoría de mujeres y escasos hombres.
Las estadísticas de lectura en España son contundentes: quienes compran y leen libros son, en un elevado porcentaje, féminas. Y lo mismo podemos decir si hablamos de estudiantes matriculados en la Universidad y de universitarios titulados.


No sé que ocurrirá en sus paises ( les invito a que me lo cuenten), pero la conclusión en España parece clara: el Conocimiento, la Cultura, el Arte, lo que debería ser el fundamento de una sociedad ideal, pertenece a la mujer.
Pero, en la práctica, ¿sirve para algo?
Desgraciadamente, no.


Hoy en día , conceptos como Cultura o Saber están claramente devaluados en una sociedad mas “moderna” en apariencia, pero de comportamiento y mentalidad cada vez más primitiva y reaccionaria.A veces, da la sensación de que coexisten varias realidades, paralelas, pero en diferente plano de exposición.


Lo que antes les contaba sería la realidad latente pero sorda, que existe a un nivel cotidiano y ampliamente extendido, la de la mujer culta y preparada pero que todavía tiene poca cabida en los centros de decisión y de poder sociales y económicos.


Otra realida, más cruda, y complementaria de la anterior, sería que el desempleo femenino es mayor que el masculino, que la equiparación salarial dista de ser una realidad, que la composición de los equipos directivos y de los mandos intermedios de las empresas no reflejan la mayor cualificación -en líneas generales- de la mujer, que hay grandes dificultades para conciliar la vida familiar con la laboral y que la maternidad puede hacer perder el puesto de trabajo ( especialmente triste y grave en este país, con la tasa de natalidad más baja del planeta y con multitud de madres solteras o divorciadas con hijos a su cargo )


Y otra realidad -quizá la más peligrosa ya que es la que más eco o influencia tiene en el resto de la sociedad- sería la reflejada por los medios de comunicación más sensacionalistas (hoy en día, la mayoría) , para los cuales parece que sólo existen 2 tipos de mujer :

la mujer víctima (la maltratada o asesinada por su pareja) de lo que aquí llamamos violencia “doméstica” o “ de género” (palabras politicamente correctas para no hablar de asesinatos) , cuyos tristes casos nos son explicados uno a uno y con todo lujo de detalles, y la mujer objeto (la que perpetúa todos los estereotipos machistas que tanto cuestan de erradicar) reconvertida interesadamente en mercantil ejemplo y única posibilidad de éxito social a seguir, para mayor gloria de firmas de cosméticos, de moda, revistas femeninas y masculinas, centros de salud, cirujanos plásticos, dietistas, empresarios y profesionales de éxito adictos a la mujer como trofeo.

Ojalá que algún día el viento gire y nos traiga tormenta , y que una fina lluvia de femineidad culta y sabia caiga, lenta pero implacablemente, empapando hasta el tuétano el esqueleto de esta sociedad malsana.

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