“Los Reyes Magos, según el evangelio de san Mateo, fueron unos nobles peregrinos, poseedores de conocimientos astronómicos y astrológicos, que siguieron una estrella hasta Belén, en Judea, para rendir homenaje al recién nacido Jesús.
Le ofrecieron oro, presente conferido a los reyes; incienso, empleado en el culto en los altares de Dios, y mirra, un compuesto embalsamador para los muertos.
La Noche de Reyes se celebra el 5 de enero, y conmemora esta visita”
(extraído de la enciclopedia Encarta)
Le ofrecieron oro, presente conferido a los reyes; incienso, empleado en el culto en los altares de Dios, y mirra, un compuesto embalsamador para los muertos.
La Noche de Reyes se celebra el 5 de enero, y conmemora esta visita”
(extraído de la enciclopedia Encarta)
Todo comienza a principios de diciembre.
Escribes tu carta a los Reyes Magos, explicándoles lo bien que te has portado durante el año y lo buen estudiante que has sido, y les pides los juguetes y regalos que crees merecerte.
Escribes tu carta a los Reyes Magos, explicándoles lo bien que te has portado durante el año y lo buen estudiante que has sido, y les pides los juguetes y regalos que crees merecerte.
Con tu carta lista, acudes acompañado de tu papá o tu mamá -o de los abuelos o de la niñera, en el caso de tener padres abducidos por el trabajo- a entregársela a los mismísimos Reyes o a sus sirvientes, los pajes reales, en unas casetas que suelen establecerse durante unos días en lugares céntricos o en los grandes almacenes .
En la tarde del 5 de enero, los Reyes Magos aparecen en todas las ciudades y pueblos de España y de algunos paises de Europa y Latinoamérica.
Llegan por tierra, mar – Barcelona, por ejemplo- y hasta por el aire.
Cómo lo consiguen ? eso es su secreto mejor guardado
A su llegada montan en grandes carrozas que, precedidas por su séquito de pajes montados a caballo o en camello, desfilan por las calles principales de cada ciudad, abarrotadas de niños que, acompañados de sus padres, acuden a darles la bienvenida.
Desde estas carrozas, profusamente adornadas y repletas de regalos, los Reyes y sus ayudantes saludan a los chiquillos y les lanzan montones de caramelos.
La gente, previsora, acude provista de bolsas, algunos incluso con paraguas que, abiertos e invertidos, utilizan para recoger el mayor número de caramelos.
Hay que ir con cuidado, ya que algunos de estos dulces son auténticos proyectiles en manos de algunos pajes y pueden hacerte pasar un mal rato.
De los tres Reyes -Melchor, Gaspar y Baltasar- es sin duda este último, el rey negro, el favorito de todos los niños: su carroza es la que despierta los mayores entusiasmos.
Es costumbre que, al inicio o al final del recorrido, uno de ellos, acompañado por una autoridad local, pronuncie un discurso que suele estar repleto de llamadas al respeto, a la tolerancia y al entendimiento entre los seres humanos.
Una vez finalizada la cabalgata y ya de vuelta a casa, cenas pronto y,antes de acostarte, cuelgas en la ventanas -o en el patio o en el balcón- calcetines rellenos de dulces para los camellos y platos repletos de agua para que puedan saciar su sed.
Cuesta mucho dormir esa noche, la excitación y el nerviosismo lo impiden :
“Me traerán todo lo que he pedido? Y si sólo me traen carbón ?”
(Sí, el mayor temor es que te traigan carbón -una deliciosa imitación hecha de azúcar- , lo único a que pueden aspirar los niños malos.
He llegado a ver miedo y desamparo en la cara de críos a los que sus padres habían hecho creer que carbón era lo único que recibirían de los Reyes) .
A oscuras en tu habitación, oyes voces, pasos, ruidos, y experimentas una mezcla de miedo y curiosidad; crees reconocer alguna voz, pero apartas rápidamente ese pensamiento de tu cabeza, no quieres que nada te estropee tu día :
“No son papá ni mamá! Son los Reyes, ya han llegado y están dejando mis regalos !”
Mientras, en el salón del hogar, los padres pelean con cajas, papeles, etiquetas y lazos, procurando dejarlo todo a punto antes de irse a la cama, agotados.
A la mañana siguiente no te atreves a levantarte. No eres consciente de haber dormido. Probablemente llevas despierto mucho rato, o quizá acabas de abrir los ojos.
Un poco de luz por la puerta entreabierta te anima a dar el paso.
Te levantas, abres la puerta poco a poco, te asomas al salón, y allí están.
Rodeando el árbol de Navidad, esparcidos por el sofá, apoyados en los muebles, sobre la mesa, encima de las sillas:
el coche, la muñeca, la bici, el estuche de lápices de colores, los muñequitos, el cuento, la mochila, el castillo,
“Han venido los Reyes !!!!”
Cómo lo consiguen ? eso es su secreto mejor guardado
A su llegada montan en grandes carrozas que, precedidas por su séquito de pajes montados a caballo o en camello, desfilan por las calles principales de cada ciudad, abarrotadas de niños que, acompañados de sus padres, acuden a darles la bienvenida.
Desde estas carrozas, profusamente adornadas y repletas de regalos, los Reyes y sus ayudantes saludan a los chiquillos y les lanzan montones de caramelos.
La gente, previsora, acude provista de bolsas, algunos incluso con paraguas que, abiertos e invertidos, utilizan para recoger el mayor número de caramelos.
Hay que ir con cuidado, ya que algunos de estos dulces son auténticos proyectiles en manos de algunos pajes y pueden hacerte pasar un mal rato.
De los tres Reyes -Melchor, Gaspar y Baltasar- es sin duda este último, el rey negro, el favorito de todos los niños: su carroza es la que despierta los mayores entusiasmos.
Es costumbre que, al inicio o al final del recorrido, uno de ellos, acompañado por una autoridad local, pronuncie un discurso que suele estar repleto de llamadas al respeto, a la tolerancia y al entendimiento entre los seres humanos.
Una vez finalizada la cabalgata y ya de vuelta a casa, cenas pronto y,antes de acostarte, cuelgas en la ventanas -o en el patio o en el balcón- calcetines rellenos de dulces para los camellos y platos repletos de agua para que puedan saciar su sed.
Cuesta mucho dormir esa noche, la excitación y el nerviosismo lo impiden :
“Me traerán todo lo que he pedido? Y si sólo me traen carbón ?”
(Sí, el mayor temor es que te traigan carbón -una deliciosa imitación hecha de azúcar- , lo único a que pueden aspirar los niños malos.
He llegado a ver miedo y desamparo en la cara de críos a los que sus padres habían hecho creer que carbón era lo único que recibirían de los Reyes) .
A oscuras en tu habitación, oyes voces, pasos, ruidos, y experimentas una mezcla de miedo y curiosidad; crees reconocer alguna voz, pero apartas rápidamente ese pensamiento de tu cabeza, no quieres que nada te estropee tu día :
“No son papá ni mamá! Son los Reyes, ya han llegado y están dejando mis regalos !”
Mientras, en el salón del hogar, los padres pelean con cajas, papeles, etiquetas y lazos, procurando dejarlo todo a punto antes de irse a la cama, agotados.
A la mañana siguiente no te atreves a levantarte. No eres consciente de haber dormido. Probablemente llevas despierto mucho rato, o quizá acabas de abrir los ojos.
Un poco de luz por la puerta entreabierta te anima a dar el paso.
Te levantas, abres la puerta poco a poco, te asomas al salón, y allí están.
Rodeando el árbol de Navidad, esparcidos por el sofá, apoyados en los muebles, sobre la mesa, encima de las sillas:
el coche, la muñeca, la bici, el estuche de lápices de colores, los muñequitos, el cuento, la mochila, el castillo,
esperándote...
“Han venido los Reyes !!!!”
(Imagen de Miquel para una tarjeta de Oncolliga: http://www.oncolliga.entitatsbcn.net/, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la atención del enfermo de cáncer y su familia)
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