Hildur y Jóhann

Tarde de domingo y concierto en la sala Apolo, la cual, dentro de su ciclo "Caprichos de Apolo 2010", nos trajo todo el misterio turbador de Islandia de la mano de Jóhann Jóhannsson y Hildur Guðnadóttir.

Jóhann Jóhannsson (1969) ha conseguido trascender los límites de su país y se ha ido convirtiendo, poco a poco, en un nombre clave de la música contemporánea mundial, operando en coordenadas similares a la de otros artistas multidisciplinares como Craig Armstrong o Ryuichi Sakamoto. Músico, compositor, productor, creador de bandas sonoras y proyectos multimedia, su música auna clasicismo y vanguardia, orquestaciones y electrónica, en una muy particular busqueda de la belleza sonora aunque a veces ésta se esconda en pliegues inhóspitos.

A su discografía en solitario se añadía un nuevo jalón el pasado año con la edición limitada de "And In The Endless Pause There Came The Sound Of Bees" (NTOV, 2009)), que servía de banda sonora para el premiado corto de animación "Varmints", dirigido por Marc Craste para el afamado Studio AKA, pero que era perfectamente disfrutable por sí mismo.
Aquí tienen el trailer de "Varmints" con la música de Jóhann.

Jóhann es también cofundador de Kitchen Motors, un vivero cultural que sirve para compartir proyectos, conocimientos, inquietudes musicales y para desarrollar carreras de nuevos artistas. Es ahí donde conoce a Hildur Guðnadóttir.

Hildur Ingveldardóttir Guðnadóttir (1982) es una joven compositora e intérprete de violonchelo. Ha escrito música para obras teatrales y de danza, películas y espectáculos multimedia. Posee un rico catálogo de proyectos y colaboraciones (Pan Sonic, múm, The Knife, Nico Muhly, Ben Frost, Valgeir Sigurdsson, Throbbing Gristle) y ha girado con, entre otros, Animal Collective y Fever Ray.

Hildur lanzó su primer álbum, "Mount A" (Tónar, 2006) bajo el nombre Lost in the Hildurness.
El pasado año publicó el segundo, "Without sinking" (Touch), un estupendo y enigmático pedazo de música de cámara, telúrico y magnético como el corazón de su país.

En vivo, Hildur desgrana intrigantes notas neoclásicas con su instrumento, a veces transfiguradas tras su paso por el ordenador. Johann la acompaña al piano, o captura alguna de sus secuencias y las convierte en loops sobre los que Hildur añade otra línea melódica, o baña su violonchelo en polución digital. La suma del conjunto da un recorrido tan enigmático como absorbente, en el que tan solo sobra algunas de esas proyecciones "de vanguardia" que poco o nada aportan a algo tan expresivo como la música que generan Hildur y Jóhann, pura escarcha y bruma islandesa para corazones helados.