viernes, 5 de marzo de 2010

Adios, Godzilla

Qué coñazo!", pensó para sus adentros.
Estaba ya cansado, harto de  la misma rutina.
Al principio le hacia gracia eso de salir del mar y dejar Tokyo patas arriba; gozaba pegando coletazos y llevándose por delante edificios enteros, o chafando con sus pezuñas personas y vehículos. Sumamente taimado, siempre dejaba pasar un tiempo prudencial para que la ciudad se resarciera de su último ataque y cuando ésta, flamantemente reconstruida, había recuperado su normalidad, volvía a presentarse y la contemplaba con la misma excitación que un niño ante una caja de lápices de colores por estrenar, antes de proceder a destruirla por completo.Pero ya son muchos años, y éstos pesan. Edificios que antes caían casi de un soplido, ahora le cuesta Dios y ayuda derribarlos. Cada vez ha ido espaciando más sus reapariciones, él también necesita recuperarse de sus acciones, curar las heridas causadas por el combate, cada vez más profundas. Está más viejo, lo sabe, y Tokyo siempre resurge más fuerte y resistente a sus envites.
Hoy ha vuelto a salir a la superficie y se ha plantado en mitad de la avenida principal de Ginza. Ha mirado a sus pies y ha visto a centenares de personas observándole: gente que en otras épocas habrían huido despavoridas, ahora le sonrien y disparan sus cámaras de fotos, aturdiéndole con sus potentes flashes. Medio cegado, ha mirado a un lado de la avenida y ha contemplado la kilométrica hilera de neones perdiéndose en la luz del crepúsculo, se ha girado y ha visto esconderse esa extraña bola de fuego del cielo trás los altos rascacielos...
Es entonces cuando, en un ramalazo de lucidez, lo ve claro: ha perdido la partida.
Y es entonces cuando, como los buenos perdedores, traga bien para adentro su orgullo y, con toda la discrección que le permiten su altura y tonelaje, hace mutis por el foro con la intención de no regresar nunca jamás a esa ciudad tan tozuda.

(La estatua de Godzilla -la de las fotos de esta entrada- se encuentra cerca del parque Hibiya, a unos 5 minutos a pié desde la estación del mismo nombre. Sumándole el pedestal sobre el que se halla  no supera los dos metros de altura).

4 comentarios:

Viola Tricolor dijo...

Esta historia es porque Godzilla es un monstruo (perdona que no es que tenga yo mucha idea y a lo mejor no es un monstruo :p) venido a menos hoy en día?
Ya de paso me he vuelto a leer todos tus posts con etiqueta blues (tristezas) ... ya había leído la de hachiko pero no te había dicho nada, me gustó mucho además saber que lugar es la de la foto de la chica del paragüas y porque está llena de perros. Lo que me gustan de tus posts J Luís es que como no te enrollas (no como otras :p) da mucho gusto volver a releerlos. Se pueden contar muchas cosas con muy pocas palabras.
Un beso!

Icíar dijo...

Por accidente he caído en tu blog, que me parece encantador. He puesto un enlace de tu blog al mío.

El accidente fue debido al libro de El Pabellón de las Lágrimas que acabo de terminar y que por cierto no me ha gustado nada nada nada. Pero sin embargo, quería averiguar cosas del Museo de Okichi en Shimoda y cosas así y .... apareciste tú.
No está mal, lo que encontré tampoco esta nada mal.

J Luís dijo...

Bienvenida, Icíar, a Japandia. Me alegro que encuentres interesante algunas de las cosas que hay por estas orillas, éstas en las que espero volver a verte. Un saludo.

J Luís dijo...

Hola, Viola. La explicación es más sencilla, digamos que tenía un par de fotos del personaje y prefería crear una historia pequeñita antes que llenar el post de información acerca de Godzilla; quizás no debería haberlo incluido en Blues (tristezas) que es una etiqueta más personal, pero...
Te mando un abrazo desde JPD