martes, 29 de julio de 2008

La vuelta al mundo en un Starbucks



Ven este comercio?
se encuentra en el centro de Kyoto, cerca del cruce de Shijö con Kawaramachi, a pocos metros del puente Shijö.
Seguro que es el tipo de establecimiento tradicional que ustedes esperan encontrar si viajan a Japón.

Si hubiera tomado la foto desde más lejos, aparecería a su derecha un enorme Starbucks.

Seguro que los conocen.
Son esas cafeterías tan cool, tan urban, que proliferan como hongos en todas las grandes - y no tan grandes- ciudades.
En Tokyo, en Yokohama, en Kyoto, los hay a patadas.
En Barcelona también.
Si tienen la oportunidad de visitar esta ciudad descubrirán al menos una decena de ellos sólo en las inmediaciones de la Plaza Catalunya y La Rambla.

Los Starbucks suelen estar bien vistos -al contrario que sus parientes, los McDonald´s o Burger King´s- y es que su propuesta es, a priori, atractiva: un lugar de diseño actual, donde poder tomar un café bien caliente, sentado en un confortable sofá o butacón, mientras el hilo musical desgrana suaves notas downtempo o easy listening...

Entonces ¿cual es el problema?

1. Los Starbucks de Kyoto son idénticos a los de Barcelona, y éstos a los de Edimburgo, y éstos a... así hasta dar la vuelta al mundo.
Aquí no hay lugar para la diferencia cultural : al igual que McDonald´s, se trata de vender una marca, la misma idea, de la misma forma, en cualquier lugar del mundo; es la misma filosofía que hace que casi todos los hoteles sean igual de neutros, igual de anodinos, igual de impersonales.
Viajar sin viajar, recorrer miles de kilómetros y sentirse...como en el Starbucks de tu ciudad.

2. Starbucks no convive.
Muchas veces destruye el equivalente local del mismo negocio.Su propósito final es convertirse en la única propuesta a considerar en la zona donde ha decidido establecerse. Para ello acapara locales en sitios estratégicos de gran tránsito humano.En según que zonas, y a según que horas, hagan la prueba, dificilmente encontrarán algo que no sea Starbucks para tomar su café o comer su pasta.

3. Genera imitadores.
Por si no bastara lo anterior, al convertirse en el único modelo de negocio en su ramo, hace que la competencia compita prácticamente con el mismo producto. En Japón pude ver varias cadenas ofreciendo un sucedáneo de Starbucks, hasta habían escogido los mismos colores para crear un logotipo similar .

Aquí, cuando queremos tomar un café, tenemos -al menos de momento- muchos lugares diferentes donde acudir: bares, tabernas, tascas, granjas, chiringuitos, cafeterías, restaurantes, etc... por supuesto que no todos, pero sí muchos de ellos con algo que los hace, para bien o para mal, únicos e irrepetibles en otro lugar.

Por ese motivo, no dejemos que venga Starbucks y, de un brochazo, nos lo pinte todo de un único color, por muy atractivo que pueda parecer a primera vista.

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