lunes, 15 de septiembre de 2008

Botella de agua...medio llena?



Ayer finalizó la Expo 2008, celebrada en Zaragoza y dedicada al agua.
Parece ser que el objetivo -revisado a la baja- de visitantes se ha cumplido: en total, unos 5 millones y medio de asistentes; de ellos, más de la mitad zaragozanos.

Acudí un día del pasado mes de agosto.

Calor sofocante en el exterior, largas colas para obtener los pases rápidos y para acceder a algunos pabellones y atracciones .
Algunos piezas arquitectónicas interesantes, pero en global permanece la sensación de estar en una mezcla de gran centro comercial al aire libre y parque de atracciones abstracto.

En el interior de los pabellones, aire acondicionado a todo trapo.
Los de los paises en vías de desarrollo o emergentes ( los paises pobres, vaya, dejémonos de corrección política en el lenguaje) son, salvo excepciones, oficinas de Turismo con mercadillos de artesanía y gastronomía local.
Los de los paises "ricos" son, básicamente, del modelo hi-tech concienciado, con profusión de proyecciones, plasmas, pantallas circulares y tecnología digital.

Visito la Torre del Agua ( en su interior está Splash, una espectacular escultura de una gota estallando) y recorro el Pabellón Puente, éste último de la inevitable Zaha Hadid. Son 2 de los emblemas arquitectónicos de la muestra.De ambos me queda la duda de su utilidad una vez acabado el evento.



Ya de noche, asisto al espectáculo "Iceberg", un aparatoso y algo torpe montaje alrededor de una idea muy ingénua.
Acabo el día agotado.

Perdonenme por mi tono descreido pero es que, si he de serles sincero, contemplo con bastante recelo este tipo de macroeventos.
Creanme que espero que la ilusión colectiva de los zaragozanos no caiga en saco roto y que su ciudad pueda recibir un impulso que la haga modernizarse, crecer y, junto con otras ciudades, llegar a romper la bipolaridad Madrid-Barcelona.

Pero es que los precedentes no son muy halagueños: la Expo de Sevilla se saldó con un pobre balance para la ciudad , y más recientemente, el Forum de las Culturas en Barcelona dejó en evidencia el efecto perverso que se consigue cuando, bajo el paraguas de una buena causa como excusa, se diseña una vasta operación urbanística encaminada a favorecer a determinados sectores de negocio.

El Forum dejó tras de sí otra zona de la ciudad entregada a las oficinas (donde están las empresas para tantas oficinas?), a los hoteles ( algún día, en Barcelona no quedarán habitantes, sólo habrán huespedes), a los centros comerciales (tantos sitios para comprar y tan poco dinero en los bolsillos) y a las viviendas de lujo (eso sí que hace falta, con tantos negociantes se necesitan viviendas dignas) además de una enorme y triste explanada de cemento junto al mar

Por eso mantenganse alerta, vigilen y no se dejen engañar.
Exijan la ciudad que se merecen, una ciudad para que la gente viva y pueda vivir, y no orientada al negocio de un selecto grupo de elegidos

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