viernes, 26 de septiembre de 2008
Helado
Un cucurucho puede ser un trocito de cielo, un instante de calma.
O lo único que valga la pena en el peor de los días, un lametón dulce en la herida abierta...
o simplemente un helado refrescante en un día caluroso.
Pienso muchas veces en esta imagen que tomé en Osaka y me veo a mí mismo una semana después, a la salida de un onsen, sentado en una escalera con mi cucurucho, en un breve paréntesis de reconfortante soledad, acordándome de estos señores.
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