lunes, 20 de octubre de 2008

Feliz ?

Acaba de estrenarse en Barcelona "Happy (Happy go lucky)" (2008), la última película del británico Mike Leigh (Manchester, 1943).

"Happy" nos presenta a Pauline, "Poppy" (espléndido trabajo de Sally Hawkins), una chica alegre, extrovertida y optimista que, a pesar del entorno grís en el que vive, no pierde la capacidad de afrontar la vida con actitud positiva, aunque no todo el mundo que la rodea sea capaz de entender su forma de ser .

Con este trabajo, Mike Leigh se desmarca -aparentemente- de la dureza de sus últimos filmes y nos ofrece un retrato a primera vista amable, pero finalmente franco y certero, de como nos refugiamos en la monotonía y la rutina para anestesiar la infelicidad , de nuestra incapacidad para aceptar que alguien se salga del tiesto en el que estamos metidos, y de como todo eso nos adultera la percepción y nos incapacita para interpretar correctamente las señales que recibimos del resto de seres humanos.


A quienes no conozcan a este gran director, les diré que es el responsable de, entre otros excelentes filmes, "Secretos y mentiras (Secrets & lies)" (1996) y de "Todo o nada (All or nothing)" (2002), dos de los mejores melodramas de los últimos 15 años.

Leigh es, junto con Ken Loach, uno de los cineastas más comprometidos en mostrar la realidad social de las clases menos favorecidas en la Inglaterra actual, pero mientras Loach prima el discurso político ( y muchas veces de forma simplista y con brocha gorda), Leigh entra en profundidad en la humanidad de los seres que retrata y en el preciso retrato de su entorno.

Por ahí hay quien compara esta película con "Amélie" , lo que demuestra la pereza que tienen algunos a la hora de buscar referentes.

No se equivoquen, el fantasioso mundo de la francesa no tiene nada que ver con la alegría con los pies en el suelo de Poppy y, aunque en la película existan pasajes francamente divertidos (impagable la clase de flamenco), personajes como el de su hermana o su profesor de autoescuela, que cargan a sus espaldas toneladas de frustración y amargura nos demuestran que sí, que quizá Mike Leigh haya cambiado un poco la forma, pero que en el fondo sigue siendo uno de los más agudos retratistas de la condición humana.

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