miércoles, 10 de diciembre de 2008

Los demonios que todos llevamos dentro



Los ví el pasado lunes, paseando por la Fira de Santa Llúcia.
Nunca había visto uno, pero el rótulo no dejaba lugar a dudas acerca de su condición:
"Los demonios que todos llevamos dentro".
No sé a quien habrían pertenecido, lo cierto es que estaban ahí, en un tenderete, esperando a ser adquiridos por alguien.

Ustedes ya los conocen y saben como las gastan.
Los tenemos ahí dentro, pinchándonos con su tridente, clavándolo hondo en la carne, retorciendo con sus puños nuestras tripas y aguantando sin dejar de apretar, atormentándonos con nuestros errores, volviéndonos egoistas, exigiendo que seamos mezquinos, impidiendo que hagamos lo que realmente anhelamos, tentándonos para que hagamos lo que no debemos hacer, sembrando la duda en todas nuestras decisiones, impidiendo que levantemos cabeza, amargándonos la vida.

Envidié a la persona que había conseguido deshacerse de ellos, y me pregunté quien diablos estaría interesado en comprar algo así. Desgraciadamente, siempre hay gente dispuesta a todo.
El mal tiene muchas novias.

Ayer volví a pasar por delante del puesto.
Ahí seguían, engreidos, desafiantes, bailando su ridícula danza.

Nadie los había querido comprar.

No hay comentarios: