"La maravillosa vida breve de Óscar Wao",de Junot Díaz.
Un premio Pulitzer suele ser garantía de buena literatura, y "La maravillosa...", premio Pulitzer de este año, es literatura con mayúsculas.
El segundo libro del dominicano Junot Díaz tiene como protagonista a Óscar, un pobre desgraciado con todos los requisitos necesarios para ocupar el escalafón más bajo (que ya es decir) en la sociedad norteamericana:
dominicano, nerd (pero no un nerd tecnológico a lo Google o Apple, no, sino un nerd gótico, "de dragones y mazmorras"), negro, gordo, feo y, para su desgracia, extremadamente enamoradizo.
Díaz nos lleva del presente de este ser, entrañable en su patético devenir, al pasado de su familia (su abuela, su madre, su hermana) y de su país, la República Dominicana, marcado por la feroz dictadura de Trujillo. En ese pasado se encuentra el origen de una maldición familiar de la que quizá pueda escapar Óscar...
Entre sus innumerables méritos (ingenioso y creativo uso del argot y del spanglish, concienzuda documentación histórica -que, milagrosamente, no cansa al ser leida-, encomiable sentido del humor, preciso dibujo de personajes) sobresale su gran hallazgo: Óscar, todo un antiheroe dispuesto a jugar una última partida. El cariño, la ternura, la comprensión que vuelca en su creación el escritor, dificilmente les dejará impasibles.
"Sauce ciego, mujer dormida",de Haruki Murakami.
Qué les voy a contar de Murakami que no les haya contado ya!
Pues que este año fueron editados aquí 2 títulos suyos.
El más reciente, "After Dark" (2004), me ha dejado desconcertado y con una leve sensación de decepción.
Pero este "Sauce ciego...", ay!, es pura esencia Murakami, la mejor puerta de entrada a su peculiar y embriagador mundo.
Toda una recopilación de 24 relatos cortos, escritos entre 1985 y 2005, donde aparecen (casi) todos los Murakamis posibles (el romántico, el enigmático, el surrealista, el extraño, el contemplativo, el absurdo, el cómico) y donde se pueden rastrear las semillas de algunas de sus obras posteriores.
De entre todos los relatos, mi favorito: "Hanaley Bay", o el dolor que anida bajo el agua en calma de la existencia.
Nunca olvidaré a esa madre, ligada para siempre a una playa.
Chesil Beach, de Ian McEwan."Chesil Beach" es la primera obra de Ian McEwan que leo y, creanme, les prometo que no será la última.
Mi conocimiento previo del autor viene dado por las adaptaciones al cine que se han hecho de alguna de sus novelas: la reciente Atonement -Expiación, The innocent-El inocente, o la tremendamente perturbadora "The comfort of strangers-El placer de los extraños", uno de los mejores trabajos de Paul Schrader.
"Chesil Beach" nos cuenta, con un detallismo increible, la noche de bodas de Edward y Florence, dos jóvenes e inexpertos enamorados, de diferente extracción social, en la Inglaterra de comienzo de los años 60. Un país a punto de dejar un pasado castrante para entrar de lleno en la revolución sexual.
McEwan mueve el relato -breve, ciento y pico de páginas- en tres niveles: el pormenorizado transcurso de la noche nupcial, los pensamientos -increiblemente precisos- que los 2 protagonistas tienen de lo que les está pasando, y la descripción de la relación de la pareja, desde antes de conocerse hasta el instante fatídico - por ridículo, por triste, por desolador- en que sus vidas cambiarán para siempre.
"Chesil beach " adquiere todo su inmenso sentido en unas brillantes páginas finales y acaba convirtiéndose en una de las más profundas reflexiones sobre la perdurabilidad del amor que servidor de ustedes recuerde.
Edward, Florence... tan sólo tenían que esperar.
P.D. Esta entrada está dedicada a la amiga Poyo, de Jalisco.
No olvide nunca que mejor morir en las brasas que no haber sentido en vida ni frío ni calor.
Un saludo afectuoso desde BCN.
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