miércoles, 25 de febrero de 2009

Tsukiji


Tsukiji. Madrugada.
Una chica joven, atractiva, limpia con una manguera los restos de sangre del despiece de los atunes. No quiere que le hagan fotos
¿Cómo será su vida ?

Cuenta Isabel Coixet que de esta vivencia le surge la idea inicial para "Mapa de los sonidos de Tokyo". A mí, que no dispongo de su talento, la imaginación sólo me da para que les hable de Tsukiji, el impresionante mercado del pescado de Tokyo.

Es recomendable visitar Tsukiji lo más temprano posible, pero esa opción sólo resulta viable si decides trasnochar en Tokyo. Yo, que cogí el primer tren que partía de Yokohama a las 5 de la mañana, conseguí llegar allí alrededor de las 6 y media. Hace ahora casi año y medio de ésto.
 
Lo primero que me llama la atención es la ausencia de olor; en comparación con los mercados mediterráneos, Tsukiji es sorprendentemente neutro al olfato. También el pescado y el marisco, una vez probado, es más suave al paladar. Supongo que la salinidad de las aguas donde se realizan las capturas debe tener bastante relación con ésto.

 Me sorprende el elevado nivel de limpieza, dado el descomunal volumen de mercancía que se mueve en el mercado. Yo que, esperando encontrarme inmensos charcos repletos de restos de la limpieza de los pescados, había acudido calzado con unos zapatos de seguridad de mi trabajo, me encuentro con un laberinto de pasillos de suelo húmedo, pero inmaculado.
Eso sí, tampoco es para ir con sandalias, como ocurre con muchos de los incautos occidentales que se acercan hasta allí.

Tsukiji es todo un espectáculo: 







De aquí sale diariamente todo el pescado que abastece un área donde viven 50 millones de personas Aunque los trabajadores de la lonja efectúan su labor ajenos a los curiosos que los observan, no dejas de tener la sensación de que molestas, de que estás de más allí, de que eres una piedra en un zapato.
(Recientemente leía que Tsukiji -no sé si el mercado entero o sólo la zona de subasta pública- había estado cerrado durante una temporada a los turistas, debido al mal comportamiento y la desconsideración de algunos de ellos con el género y los empleados. Desgraciadamente, imbéciles hay en todas partes. En Barcelona entendemos bastante de eso).

En el exterior, las excavadoras arrastran MONTAÑAS (no exagero) de cajas blancas de poliestireno vacías. Ahora que la actividad decae es cuando llega el grueso de las visitas.
A esta hora (8:30) también arrecia el hambre.Nada mejor que desayunar en uno de los puestos de comida de los alrededores un tazón de miso caliente acompañando a un bol de sashimi .
Todo realmente oishi.

Abandono Tsukiji.
 Es sábado y a mediodía me espera un partido de fútbol en el estadio de Yokohama.
A mí, que no me gusta el fútbol.

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