jueves, 11 de junio de 2009

Vancouver "kawaii"

Les presento a Mukmuk, Quatchi, Sumi y Miga.
Son las mascotas de los Juegos Olímpicos de invierno de 2010, a celebrarse en la ciudad de Vancouver, y han sido creadas por Vicki Wong (Vancouver) y Michael Murphy (Los Angeles), una pareja de diseñadores que trabajan bajo el nombre de Meomi.

Mukmuk (con gorro naranja) es una marmota de la isla de Vancouver, a la que le encanta comer. Quatchi ( el gigante peludo con orejeras) es un sasquatch (una especie de criatura de los bosques que sirve para recordarnos lo que la naturaleza aún tiene de misteriosa) aficionado al hockey.
Sumi (el pequeñito vestido de verde) es un espiritu animal que vive en las montañas de la Columbia Británica y Miga (el más kawaii de todos, con su verde bufanda) es un joven oso marino, amante del surf y la diversión.

Cuando estuve en Japón pude comprobar el amplio uso que se hace de dibujos y figuras infantiles para documentar las normas que rigen la cotidianeidad de sus ciudadanos. En cierto modo, es como si con su amabilidad y simpatía -no exenta de premeditada ingenuidad- se pretendiera rebajar la pesadez del corsé de normas y reglas con el que los japoneses tienen que convivir a diario.

Existe toda una amplia cultura popular agrupada bajo la denominación kawaii -podría traducirse como "mono" o "lindo"- que ha trascendido el territorio japonés y llegado a todos los rincones del planeta. Digamos que en Occidente nos hemos quedado con los aspectos más superficiales (lo kawaii tiene connotaciones y significados mucho más profundos en Japón) y estos cuatros seres canadienses serían un buen ejemplo de ello.
Aquí, en España, Cobi o Pocoyó serían las aportaciones más universalmente exitosas hechas al mundo de los seres animados (mucho más kawaii el segundo que el primero).

A mí siempre me han gustado mucho los muñecos, supongo que debido a mi afición infantil al dibujo y a la lectura de tebeos.
No sé como lo verán ustedes, pero bastante duro y grís es el entorno en el que nos movemos para que no sean bien recibidas las salpicaduras de color que suponen estas criaturas que nos conectan con nuestro lado más tierno y amable y que hacen aflorar una sonrisa a nuestra adusta faz.

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