jueves, 17 de septiembre de 2009

Cambiemos el mundo con la música


"Cambiemos el mundo con la música"

En estos tiempos descreidos, algo así sólo podría suscribirlo un loco, un romántico o un cínico.Paddy McAloon es y será siempre un gran loco romántico, y habría que remontarse muchos años atrás para encontrar rastros de cinismo en su trayectoria artística o en la de su grupo, Prefab Sprout.

La publicación de la remasterización de "Steve McQueen"(1985) fue, para un servidor, el acontecimiento musical de 2007. La aparición de "Let´s change the world with music", uno de sus "discos perdidos", lo es de este 2009.

Grabada en 1992 , "Let´s change the world with music" es la maqueta del disco que Paddy quiso realizar, con el grupo y con Thomas Dolby de nuevo como productor, para suceder a "Jordan: the comeback", su obra maestra de 1990. No acaban de quedar del todo claros los motivos para que fuera relegado al ostracismo, pero al parecer Sony (la misma que lo publica ahora) no le dió el visto bueno por dudar de su viabilidad comercial , pasando así a engrosar la interminable lista de proyectos inacabados/no publicados de su autor. El propio McAloon aporta algo de luz al tema, de una forma elíptica, en esta y esta pagina del libreto interior del album, en las que se sirve de "Smile" ( el "disco perdido" de Brian Wilson, el lider de los Beach Boys) para hablarnos de las dificiles relaciones del artista con la industria. Brian Wilson no quería pasarse la vida haciendo canciones que hablaran de surf y de chicas; Paddy aspiraba a reflejar su inmenso amor por la música hablando de alma y espiritualidad a través de unas letras rebosantes de referencias y metáforas religiosas, algo que no gustó nada a su compañía, ya bastante escamada por el alto coste de su anterior trabajo y su escasa repercusión comercial.

Escuchar hoy "Let´s change the world with music" es una experiencia tan agridulce como conmovedora. Por un lado, no cuesta imaginarse como habrían lucido estas canciones una vez que Thomas Dolby las hubiera sacado de su corsé casero para dotarlas de formato panorámico; por otro, volver escuchar cantar a Paddy, en el momento más álgido de su carrera, es auténtica ambrosía sonora. Pocos como él para bañar las palabras con su voz, pura melaza caliente, y fundirlas en celestiales melodias eternas.

Recabando información para esta entrada supe que Paddy padece una extraña enfermedad que le ha hecho perder audición en uno de sus oidos, impidiéndole oir los tonos graves y generándole ruidos dentro de su cabeza más fuertes que los sonidos provinientes del mundo exterior.
Sinceramente, no se me ocurre peor tortura para un músico pero, a pesar de las adversidades, él sigue ahí, componiendo incansablemente, haciendo poesía con palabras y pentagramas, rindiendo pleitesía a su enamorada ("la música es una princesa y yo sólo soy un chaval harapiento ") e intentando cambiar junto a ella este jodido mundo.

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