domingo, 22 de marzo de 2009

Soñar de día

El auditorio, abarrotado.
En el exterior, centenares de seguidores decepcionados, tras horas de espera, por no poder acceder al recinto para presenciar y escuchar a su ídolo.
No, no les hablo de la actuación de una estrella de rock; tampoco de la presentación de un estreno de Hollywood por parte de sus estrellas.

Esto es lo que ocurrió el pasado martes en la biblioteca Jaume Fuster de Barcelona (ver video), lugar elegido para que Haruki Murakami hablara de su obra y de su oficio con la directora de cine Isabel Coixet, dentro del ciclo de conferencias que, bajo el lema "El valor de la palabra", imparten por las bibliotecas barcelonesas diversos escritores publicados por Tusquets para conmemorar el 40 aniversario de esta prestigiosa editorial.

Murakami adelantó que ya había entregado a su editor su nueva obra, "1Q84", a publicar en Japón este mes de mayo (en España tendremos que esperar un año más) ; habló de correr y escribir (para él es fundamental el ejercicio físico como entrenamiento para el ejercicio mental), de la dificultad de ser individuo en una sociedad tan colectiva y cerrada como la nipona, de sus viajes de ida y vuelta a ese mundo oscuro donde encuentra la materia prima para sus obras, y de lo importante que es la escritura y la lectura en estos tiempos tan duros: "Me traslado a mis novelas y me olvido del mundo ", ha dicho. Y lo mismo podemos sentir los lectores.

Quienes siguen este blog ya saben de mi pasión por Murakami (debo aclararles que no estuve presente en la conferencia, y lo que les cuento lo he extraido de diversas informaciones publicadas en la red).

Tan sólo tres últimas consideraciones.

Una. En estos tiempos morbosos e insustanciales, es un placer ver como la cultura moviliza a la gente.

Dos. Isabel Coixet (admiradora del japonés y viceversa) expresó cuanto le gustaría llevar al cine "Hanaley Bay", uno de sus relatos cortos. "Hanaley Bay " es mi relato favorito de "Sauce ciego, mujer dormida" ( ver "Tres libros para recordar")

Y la tercera.
"Soñar de día". Lo dijo Murakami para expresar lo que es para él escribir.
Lo mismo que es, para nosotros, leerle.

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