
Por fín se ha estrenado "Up" (2009, Pete Docter & Bob Peterson), el décimo largometraje de esos hechiceros de la imagen, de esos traficantes de sueños e ilusiones que trabajan bajo el nombre corporativo de Pixar.
Y es, una vez más, otra obra maestra.
No es la primera - ni será la última- vez que los magos de Pixar aparecen por esta humilde bitácora. Ya les hablé de "Ratatouille", de "Wall-E", incluso de "Partially Cloudy", el cortometraje que complementa gloriosamente a esta joya que es "Up".
En Pixar siempre trabajan alrededor de una idea, de un concepto humanista lo más universal posible y lo visten con respeto, sentido común y talento (a diferencia de sus socios de Disney, más paternalistas y sensibleros, o de Dreamworks -la competencia- más interesada en una comicidad coyuntural y en el uso y abuso de referencias explícitas de la cultura popular).
En esta ocasión la idea a transmitir sería: "la mayor aventura de nuestra vida es saber vivir y disfrutar con los que nos rodean cada día".

A punto



Esto es sólo el comienzo de un carrusel de aventuras donde hay cabida para todo: reir a carcajadas (lo prometo) , echar una lagrimas y reflexionar sobre nuestras vidas, disfrutar de la gestualidad pluscuamperfecta de los caracteres y de la pericia técnica de los artistas de Pixar (siempre al servicio de la historia y nunca al revés), admirar la habilidad de sus creadores para pulsar los resortes de la memoria infantil en los adultos y despertar y estimular la imaginación de las nuevas generaciones...
Con Pixar, la utopía de un cine familiar universal -entendiendo como familiar un cine disfrutable por cualquier ser humano en cualquier etapa de su vida- deviene gozosa y perdurable realidad.
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